¿Quién dijo que compartir la vida con otra persona fuera un camino de rosas?
Ir acompañado no está exento de sentirse perdido y sin brújula cuando se atraviesan ciertos senderos, sobre todo cuando aparecen obstáculos, cruces de caminos, cambios de clima, senderos empinados, precipicios, lugares a los que no se quería llegar… Así se hace difícil disfrutar del camino.
La terapia puede ser esa guía a la que recurrir cuando se necesite consultar dudas, que acompañe durante un tramo de especial dificultad, que ayude a posicionarse en un mapa, a descubrir lugares nuevos o a tomar caminos separados.
La terapia es ese espacio donde se puede empezar a ver a la persona que se tiene al lado y seguir construyendo ese camino que les une.
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